La escasa cultura alimentaria es un fenómeno generalizado entre las generaciones más jóvenes, y se sabe muy bien que las advertencias sanitarias o paternales no son suficientes para revertir la tendencia.
Sin embargo, ciertamente, no es perjudicial informarse sobre investigaciones que certifican el daño causado por la comida chatarra. También porque, esta es la novedad, ahora en los Estados Unidos se habla de riesgo de ataque cardíaco. Incluso a los 30 años.
Un reciente estudio realizado por la Duke Clinical Research en Durham (Carolina del Norte) y publicado por la revista especializada Circulation, afiorma que un consumo prolongado de alimentos grasos durante la infancia lleva a un mayor riesgo de colesterol alto ya en el umbral de los 30-35 años. Según la investigación, cada diez años de alimentación no regulada conduciría, por sí sola, a un aumento del 40% en la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Y el riesgo aumenta exponencialmente con los años.
Todo se acumula
En resumen, según los autores del estudio, los riesgos relacionados con el alto nivel de colesterol LDL en la sangre (el colesterol "malo") seguirían un esquema de tipo acumulativo. En el que el riesgo aumenta a medida que disminuye la edad en la que se comienza a comer demasiado. Es como si nuestro organismo "recordara" todas las papas fritas, los sándwiches llenos de salsas, los bocadillos, snacks y hamburguesas que comen los niños o adolescentes. Y perder este recuerdo ciertamente no es fácil.
La lista negra
Por esto es mejor tomarse las cosas con calma, preferir alimentos ligeros y observar cuidadosamente los ingredientes de los alimentos que se llevan a casa. Para hacerlo es útil la "lista negra" que se propone a continuación. Pero debe usarse usando el buen sentido común: una hamburguesa o una salchicha de vez en cuando no es una sentencia de condena. Sin embargo, se debe tener cuidado.
Los alimentos que pueden elevar el colesterol LDL son: grasas animales (mantequilla, tocino, manteca de cerdo y nata); aceites vegetales saturados (palma y coco); huevos, pasta de huevo y productos horneados hechos con huevos; despojos (hígado y cerebro); particularmente salchichas grasas (salami y salchichas); leche entera y quesos con un alto contenido de grasas saturadas y colesterol (como, por ejemplo, brie, fontina, grana y pecorino); frutas como el aguacate y los cocos; bebidas alcohólicas, demasiado café y los alimentos fritos en general.
La lista blanca
Los alimentos enemigos del colesterol malo son frutas, verduras, legumbres, aceite de oliva virgen extra, leche baja en grasa, quesos bajos en grasa, fibras vegetales (por lo tanto, es preferible elegir pan y pastas integrales), pescado y carne (tanto blanca como roja).
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