Pero, ¿qué es el huevo centenario? Tal vez no se ve realmente apetitoso en su apariencia, pero este huevo de pato (rara vez se usan huevos de gallina o de codorniz), se prepara a través de un proceso de fermentación muy particular. De hecho, el huevo se deja durante aproximadamente cien días en una mezcla de agua, sal, carbón y óxido de calcio.
En este período, la cáscara se disuelve (totalmente o en gran parte) por la acción de la solución salina, la albúmina se convierte en una masa ambarina y gelatinosa, mientras que la yema adquiere un color verde oscuro que se asemeja al moho.
Los orígenes del huevo centenario
El huevo centenario es parte de la tradición gastronómica china. Los orígenes de este alimento son inciertos, incluso si su técnica de preparación se conoce desde hace más de cinco siglos.
En la antigüedad, para preparar estos huevos, se infusionaba té en cal viva con ceniza, sal y ceniza de madera, y con la pasta obtenida, se cubría completamente la cáscara del huevo. Luego se cubría con cáscara de arroz y los huevos comenzaban su maduración.
Hoy la técnica es más simple y más rápida, gracias al conocimiento químico moderno (de hecho, junto con la sal y el carbón, se usa óxido de calcio).
Cómo servir el huevo centenario
El huevo centenario, también conocido como "huevo de cien años", se puede servir como aperitivo o antipasto; a menudo también se consume solo.
Alternativamente, su intenso sabor puede ser ideal para enriquecer una sopa o acompañar ensaladas y verduras fermentadas.
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