¿Qué (no) comer cuando se sufre de reflujo y gastritis? Buena pregunta, que lamentablemente aflige a muchas personas. De hecho, según las últimas estimaciones, los problemas gastrointestinales son muy frecuentes, entre ellos el reflujo gastroesofágico y la gastritis. El primero se debe a un mal funcionamiento de la válvula que separa el estómago del esófago, lo que favorece el ascenso del jugo gástrico producido por la digestión de los alimentos. La gastritis, en cambio, es una inflamación de la mucosa del estómago. Estos dos trastornos suelen manifestarse con síntomas superpuestos, entre ellos pesadez, acidez de estómago y sensaciones dolorosas en la parte superior del vientre. Y comparten algunos factores que pueden empeorarlos, incluido el abuso de medicamentos, en particular antiinflamatorios, el tabaquismo, el consumo de bebidas alcohólicas, pero sobre todo algunos hábitos alimentarios. Para combatir las molestias de ambos trastornos, especialmente en la fase aguda, es fundamental prestar atención al estilo de vida, empezando por las elecciones en la mesa. Así que aquí tienes la dieta para el reflujo gastroesofágico y la gastritis: qué comer.
¿Qué (no) comer cuando se sufre de reflujo y gastritis?
Lo primero que se debe hacer en la dieta para el reflujo y la gastritis es evitar todos aquellos alimentos que intensifican los síntomas. Por eso, en lugar de alimentos particularmente grasos y procesados, como pescados enlatados y ahumados, ricos en sodio y glutamato monosódico, es mejor optar por los frescos o congelados, dando prioridad en las recetas a especies de pescado más magras como la merluza, el lenguado, la dorada y el lubina. En lugar de quesos, embutidos y carnes rojas (ternera, cordero), es mejor optar por carnes blancas. El pavo, por ejemplo, es rico en proteínas de fácil digestión que ayudan a contrarrestar los síntomas tanto del reflujo como de la gastritis. En cuanto a las verduras, hay que preferir los espárragos, las judías verdes, el brócoli, la col y todas las crucíferas ricas en azufre, que en caso de síntomas intensifican los trastornos, variedades que no provocan la acumulación de gases en el estómago. Así que elige, por ejemplo, lechuga e hinojo. También es mejor centrarse en frutas que tengan baja acidez. Las manzanas, peras y plátanos maduros son ricos en fibra útil para la salud gastrointestinal.
En cuanto a los cereales y sus derivados, se pueden consumir cereales integrales que son menos ricos en azúcares proinflamatorios. El arroz integral y la avena son excelentes opciones. Y en lugar de té y café, que contienen cafeína y por tanto estimulan la secreción de jugos gástricos y la subida de ácidos, consume bebidas con propiedades digestivas, como café de achicoria o a una infusión de jengibre o cúrcuma. La manzanilla también es buena porque tiene propiedades calmantes, especialmente en caso de calambres.
Presta atención a cómo cocinas
En cuanto a los métodos de cocción, es mejor evitar recetas ricas en salsas y condimentos demasiado pesados y elaborados. Por eso, hay que preferir platos sencillos. El consumo de alimentos fritos, por ejemplo, favorece la producción de una sustancia llamada acroleína, que irrita la mucosa gástrica y empeora las molestias de ambos trastornos. Y también debes prestar atención a cómo le das sabor a los platos. No al vinagre, incluido el balsámico, sí al vinagre de manzana. También se deben limitar las especias, la pimienta negra, el chile y el azúcar de mesa, ya que podrían intensificar los síntomas tanto del reflujo como de la gastritis. Está bien, en cambio, añadir aceite de oliva crudo a los platos, que es rico en antioxidantes, incluidos polifenoles y ácidos grasos esenciales que tienen una excelente acción antiinflamatoria.
Una ayuda extra contra el reflujo y la gastritis
En cuanto a los hábitos en la mesa, es fundamental consumir las comidas en horarios regulares y comer despacio para facilitar la digestión. Sin embargo, no se debe cenar demasiado y demasiado tarde por la noche, de lo contrario el sistema digestivo tendrá menos tiempo para vaciarse. Pero además de preferir una comida ligera y fácil de digerir, es importante eliminar de la mesa las bebidas azucaradas y carbonatadas y sobre todo evitar acostarse inmediatamente después de comer para evitar la subida de ácidos gástricos.
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