Comer rápido: por qué hae mal
¿Qué le sucede a nuestro cuerpo cuando comemos rápido? Las consecuencias negativas de ingerir alimentos en poco tiempo y de forma distraída son diferentes, sobre todo a nivel metabólico. La primera pregunta que viene a la cabeza es: ¿comer rápido engorda?
La respuesta no es tan sencilla pero, sin duda, existe una relación entre ambas: cuando comemos deprisa o sin masticar lo suficiente, el cerebro no es capaz -o mejor dicho, no tiene el tiempo suficiente para hacerlo- de procesar y comprender la cantidad real de alimentos que ingerimos, postergando la sensación de saciedad: al no recibir la señal de "stop", comeremos más de lo "necesario" con el consiguiente riesgo de engordar.
Hay muchos otros efectos negativos: comer rápidamente puede causar somnolencia posprandial, digestiones lentas y fatigosas a menudo asociadas con dolor, hinchazón abdominal, estreñimiento, mayor dificultad para asimilar los nutrientes, reflujo gastroesofágico y, en casos raros, taquicardia y migraña. Por último, pero no menos importante, es interesante observar cómo comer con prisas también penaliza la percepción de sabores que, tragados rápidamente, acaban "desapareciendo" y confundiéndose entre sí.
Comer bien: algunos consejos
Comer no solo significa "nutrir" nuestro cuerpo y permitir que se recargue de energía: el desayuno, el almuerzo y la cena son momentos del día en los que nos cuidamos a nosotros mismos y a nuestra salud, por lo que es importante seguir hábitos sencillos y buenos. En particular:
Tiempo: organicemos nuestro tiempo para que podamos dedicar de 20 a 40 minutos a una comida, tratemos de no comer mientras estamos ocupados en otra cosa, de esta manera podemos enfocarnos solo en la comida y el sabor.
Pongámonos cómodos: comer de pie, en la barra del bar o caminando no es un buen hábito. Intentemos ponernos cómodos y relajarnos, incluso si estamos en el trabajo, en la hora del almuerzo.
La digestión comienza en la boca: es importante masticar lentamente, desmenuzar y "lubricar" los alimentos para que sean más fáciles de asimilar y digerir.
Agua: Beber de 1,5 a dos litros de agua al día.
Cinco comidas: se deberían consumir tres comidas principales y dos meriendas, de esta forma evitaremos picos de hambre y peligrosos atracones.
Organización: para un almuerzo nutritivo y para no caer en los productos preenvasados, siempre que sea posible, tratamos de llevar nuestro propio almuerzo.
Comentarios sobre este artículo (0)