¿Por qué comemos huevos de chocolate en Pascua?

Pascua no es Pascua sin huevos de chocolate. El huevo siempre ha sido uno de los símbolos de la vida y el renacimiento, considerado como tal por los antiguos egipcios, los griegos y también por diversas poblaciones orientales. En Persia, con la llegada de la primavera, era costumbre intercambiar huevos de gallina como señal de buen augurio. Para los cristianos, la asociación del huevo con la Pascua fue casi inmediata: duro e inerte por fuera, como el Santo Sepulcro, el huevo contiene en sí mismo una vida lista para florecer, la de Jesús. Originalmente, los huevos eran de color rojo, para recordar la sangre de Cristo.


¿Por qué se regalan huevos en Pascua?

La costumbre de regalar huevos decorados en Pascua se fue extendiendo poco a poco. Inicialmente en las iglesias de Oriente, ya que los cristianos ortodoxos, durante la Cuaresma, no podían comer ningún tipo de alimento de origen animal, incluidos los huevos. En Europa, sin embargo, parece que esta tradición se arraigó en la Edad Media en Alemania y luego se extendió por todo el continente.


¿Por qué hay una sorpresa en los huevos de Pascua?

La idea de poner una sorpresa dentro del huevo fue de Peter Carl Fabergé, un orfebre ruso a quien el zar Alejandro III le encargó hacer un regalo especial para la zarina María. El resultado fue el primer "huevo de Fabergé", una auténtica joya de platino, decorada y esmaltada, con otro huevo de oro en su interior que contenía regalos, en una especie de versión redondeada de la famosa matrioska.


¿Por qué comemos huevos de chocolate en Pascua?

En cuanto a por qué actualmente se comen huevos de chocolate en Pascua, existen diversas hipótesis. La historia, entre mitos y leyendas, está ligada a la evolución del procesamiento del cacao: hay quienes afirman que los primeros dulces de chocolate con forma de huevo se elaboraron durante el reinado del Rey Sol, a principios del siglo XVIII. Fue Luis XIV quien concedió a David Chaillou, el primer maitre chocolatero de Francia, la licencia exclusiva para vender chocolate en París. En el siglo XIX aparecieron las primeras tabletas en Suiza e Inglaterra, pero la verdadera revolución se debió al holandés Coenraad van Houten quien inventó una prensa hidráulica capaz de separar grasas (manteca) del polvo de cacao y tuvo la intuición de añadir sales alcalinas a la masa así obtenida para facilitar su disolución en agua. Cuando a finales del siglo XIX los avances tecnológicos facilitaron la elaboración del chocolate a escala industrial, la empresa de confitería anglosajona Cadbury decidió vincular el chocolate a la tradición de los huevos de Pascua: así nació el primer huevo de chocolate de Pascua con una sorpresa en su interior.

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