Hasta hace unos años, hablar de comida portuguesa significaba mencionar algunas especialidades tradicionales -por ejemplo, pastel de nata, bacalhau y oporto- pero sin saber mucho más: hoy este país ha sabido afianzarse en el panorama turístico, conquistando los viajeros no solo por la belleza de sus ciudades, por los paisajes excepcionales y por el ambiente agradable, sino también por la calidad de su cocina, que ofrece muchos platos para conocer y apreciar.
Comida típica portuguesa, la influencia de la tradición
La comida portuguesa representa mejor la forma en que la gastronomía de un territorio logra explotar su posición geográfica y su diversidad: Portugal, de hecho, recibe a los viajeros con una gastronomía amplia y variada, que ofrece platos preparados con elementos del mar (gracias a su ventana al Océano Atlántico) y muchos productos del interior (colinosos y montañosos). A lo largo de la historia, a estas peculiaridades endógenas se han sumado influencias e inspiraciones de todo el mundo, tanto en la cocina (en particular, la de la vecina España) como en los ingredientes.
La cocina típica portuguesa, por lo tanto, consiste en platos sustanciosos a base de carne, pescado, marisco, legumbres y verduras, que unen un poco todos los territorios marinos (y a menudo los mediterráneos), pero también se caracteriza por el uso de una amplia variedad de especias, en su mayoría de las antiguas colonias portuguesas.
En general, por lo tanto, los platos típicos de Portugal se preparan con ingredientes simples y sabrosos, con sabores frescos y genuinos y realzados por el uso de hierbas aromáticas como el laurel, el orégano, la guindilla, el romero y el cilantro, así como el ajo y cebollas, típicamente mediterráneas, pero sobre todo de especias (antiguamente) exóticas como el piri-piri, el pimentón, el clavo de olor y el comino.
¿Qué se come en Portugal?
La gastronomía portuguesa también se caracteriza por una cocción lenta y tiempos de preparación generalmente largos, que recuerdan la relajación y la tranquilidad típicas que marcan los tiempos en el país (y de alguna manera también el ritmo del Fado, la música típica de Portugal), necesarios para crear platos que combinan muchos signos de la historia de la nación, desde los romanos a los árabes, pasando por los españoles, ingleses y franceses.
Además, la cocina portuguesa es muy compleja y cada región prefiere ingredientes y condimentos particulares, aunque obviamente hay algunos rasgos básicos que permiten delinear las características de un plato típico portugués.
Generalmente es un plato a base de pescado o carne, muy consistente y con cuerpo, aromatizado con diversos elementos distintivos; el menú también incluye muchas sopas y minestras, o recetas más elaboradas que mezclan varios ingredientes.
Un elemento que no suele faltar es el aceite de oliva, utilizado como base en muchos platos portugueses, tanto para cocinar como para dar sabor a las comidas, así como el pan es un alimento básico y el vino es la bebida tradicional para acompañar los platos.
Entre las carnes, se destaca el uso del cerdo, procesado para producir también muchos embutidos y salchichas de gran calidad: la zona privilegiada para la cría de cerdos es el Alentejo, famoso precisamente por el porco preto (cerdo ibérico negro), ofrecido en platos como el cerdo a la alentejana o el pancotto de cerdo a la alentejana, trozos de lomo de cerdo sazonados con sal, laurel y guindilla, luego fritos en manteca y servidos con rebanadas de pan remojadas en leche y también fritas). También en esta zona de tierras bajas está muy extendido el uso de la oveja, como en el estofado de carnero.
Muy famoso es también el cabrito asado o à padeiro, la comida de Semana Santa por excelencia, y en las regiones del norte (zona más cercana a España) se puede degustar el cozido a la portuguesa, un plato complejo con carne de cerdo, vaca, gallina cocinada junto con muchas verduras
A los portugueses también les encantan los aperitivos, ya sean los Petiscos (la respuesta local a las tapas españolas, para degustar con rigor mientras se pasea por los distintos lugares para probar todas las variantes de estas pequeñas especialidades) o los Salgados, que son paquetitos de masa salada con diferentes y sabrosos rellenos.
Entre las especias, merece una mención el piri-piri, probablemente el aroma más amado en Portugal: es un pimiento rojo muy picante, originario de Angola, que va bien con mariscos, pero también con aves, sopas de carne y verduras y en adobos. Otros elementos que distinguen la cocina típica portuguesa son el pan (pão caseiro, pan casero generalmente cocinado en leña y preparado con mezclas de diferentes harinas, como la harina de centeno con harina de trigo) y el aceite, que se utiliza para freír, asar o platos de temporada, para pescados y verduras.
Por último, es imposible no mencionar el pescado: el bacalhau (bacalao) es el rey de las mesas portuguesas y se estima que el país importa alrededor de 25.000 toneladas de bacalhau cada año, principalmente de Noruega. En la cocina, sin embargo, habría al menos mil recetas diferentes con bacalao en Portugal y, en cualquier caso, es imposible visitar Portugal sin probar al menos un plato con bacalhau, que puede ser asado y servido con patatas, o hervido, salteado en aceite de oliva y ajo o mezclado con puré de patatas.
Además de este patrimonio nacional, las sardinas también son un ingrediente central de la gastronomía portuguesa y representan el 40% de la captura anual: generalmente se comen en su versión enlatada en aceite, pero también se pueden comer frescas a la parrilla, fritas o marinadas con pimientos.
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