"Los comerciales que invitan a las personas a comer alimentos saludables no promueven decisiones de compra más saludables". Esta es la conclusión a la que han llegado investigadores de la Universidad de Cambridge tras varios estudios. El experimento se basó en una muestra de 1200 participantes holandeses de diferentes edades, sexos e ingresos, que representaban aproximadamente toda el área de los Países Bajos.
Bajo en calorías no es sinónimo de saludable
Los anuncios y descripciones que aparecen en la televisión, en los periódicos o en las redes sociales pueden inducir a error en la decisión de los compradores. Sobre todo si asumimos que la mentalidad moderna traduce los alimentos "bajos en calorías" como "saludables" y "sabrosos" como "menos saludables". Por supuesto, este no es el caso. Cuantificar las calorías no significa necesariamente que la comida sea beneficiosa para nuestro organismo. Hay alimentos que de "oídas" se pueden comer en mayor cantidad que otros porque no engordan, pero son leyendas urbanas que podrían ser perjudiciales para el organismo.
Por ejemplo, los frutos secos son ricos en fibra, minerales y vitaminas. En cambio, es útil saber que una vez seca, la fruta pierde su sabor inicial y, a menudo, se le agrega azúcar. Otro alimento es el yogur: incluso cuando compramos el "magro" es rico en azúcares y proteínas que no siempre son buenas para nuestra salud. Las tortitas de arroz son ricas en sodio y tienen un índice glucémico que puede llegar a 91. Las hamburguesas veganas pueden contener proteínas vegetales altamente procesadas en el proceso de elaboración industrial y por tanto pueden ser mucho menos ligeras y saludables de lo que piensas.
Finalmente están las bebidas energéticas. Además de contener colorantes artificiales, también tienen un alto contenido de calorías "inútiles" que pueden conducir al aumento de peso. El mensaje sobre las sales minerales es erróneo: no hay nada mejor que un vaso de agua para complementarlas.
Los anuncios saludables son contraproducentes
Los académicos de Cambridge observaron varios anuncios y las reacciones de compra de la audiencia resultantes. Durante el experimento, los participantes debían hacer 18 elecciones a través de un supermercado falso, seleccionando cada vez un producto entre seis alternativas (tres saludables y tres no) con un clic del mouse. El estudio de la revista Appetite encontró que los anuncios saludables por sí solos tienen un impacto sorprendentemente pequeño al sugerir decisiones de compra más saludables.
"El impacto práctico de nuestros hallazgos es el siguiente: los resultados arrojan dudas sobre la efectividad de los comerciales que promueven la salud para aumentar las opciones de alimentos saludables", dijo Lucia Reisch, profesora de economía y política conductual. Estos anuncios, al comparar los alimentos "buenos" con los "malos" que son ciertamente más "seductores", empujan al comprador a elegir de forma contraproducente.
Además, otro estudio ya había revelado cómo estos anuncios no son saludables, especialmente para los adolescentes que ya tienen sobrepeso, que experimentan una sobreestimulación cuando ven anuncios de alimentos.
En conclusión, parece que los anuncios saludables presentan una falla en las estrategias de marketing implementadas por las empresas. Por sí mismos no pueden representar el factor de cambio de una dieta. En cambio, es necesario abordar una educación sobre alimentos saludables que abarque todos los sectores, concluye Cambridge.
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