En la adolescencia surgen los llamados estirones, el cuerpo crece y se adquiere más peso. Las investigaciones señalan que en esta etapa de la vida se consigue el 25% de la que será la estatura definitiva, y el 50% de la masa esquelética.
Durante la adolescencia la alimentación debe ser sana y equilibrada, ya que el organismo debe nutrirse adecuadamente. Si no se consumen suficientes nutrientes, pueden aparecer problemas de crecimiento y aumentar el riesgo de padecer enfermedades durante la madurez.
Y el hecho de comer demasiado no significa que se esté bien alimentado, y los padres deben estar pendientes de la alimentación de sus hijos.
Pero la alimentación para los adolescentes no suele ser la misma en todos los casos, y debe buscarse el equilibrio adecuado. Las necesidades dependen de la edad, del sexo, del tamaño de su cuerpo y de las actividades que realicen.
Casi siempre, es en esta etapa donde los adolescentes practican más deportes, por lo que tienen mayor desgate energético, necesitando más alimentos. Lo mejor es consultar con el médico, para saber la forma correcta de alimentarlos.
Los expertos recomiendan aumentar el consumo de leche, de preferencia baja en grasa, pudiendo sustituirse por yogur o queso. Las carnes de pavo, pollo y pescado son las más adecuadas ya que tienen menos colesterol.
Ofrecerles más vegetales crudos y dejar las frituras para otros momentos también es algo importante. El azúcar debe ser consumida en menos cantidad, al igual que se deben dejar algunos dulces como helados, tortas o pasteles.
Los especialistas recomiendan también que se les de vitaminas y minerales, para que su organismo sea el más optimo, pero previamente se debe consultar.
Pero conocer y saber cómo deben prepararse los alimentos sanos también es una forma correcta de alimentarse. Ayudar a cocinarlos es una parte del proceso de la alimentación que hace que exista una relación más sana con la comida.
El adolescente puede pasar más tiempo con sus padres si participa en la elección y preparación de las comidas y se crea un hábito sano de alimentación.
Lo mejor es que todas las comidas del día, se desarrollen a la misma hora. Se debe buscar un equilibrio donde siempre estén presentes los alimentos más saludables, y en menores cantidades aquellos que resultan dañinos.
Es de suma importancia, que los adolescentes sepan reconocer que comen cuando tienen hambre y que dejan de hacerlo cuando se sienten saciados.
Tenga siempre presente que el desayuno es la primera comida del día y que les aporta toda la energía que se necesita hasta el almuerzo.
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