El pasado 20 de agosto en Islandia, miles de salmones noruegos lograron escapar de una granja propiedad del grupo Arctic Fish. Aunque la noticia puede hacerte sonreír, los estudiosos están muy preocupados de que la fuga masiva de peces pueda convertirse en un desastre medioambiental.
¿Qué peligro crea la fuga?
El salmón "escapado" ya ha sido visto en al menos 32 ríos, reconocibles por sus colas redondeadas y aletas con flecos, todos en el lado noroeste de Islandia.
Desafortunadamente, algunos de estos salmones están cubiertos de piojos de mar, un parásito que podría resultar mortal para los peces silvestres.
La fuga se considera una catástrofe porque los salmones de piscifactoría que han invadido los ríos son demasiados y muchos ya han alcanzado la edad adulta para poder reproducirse. Este aspecto agrava la situación porque el cruce entre peces de piscifactoría y peces silvestres genera descendencia que madura más rápidamente, reduciendo la capacidad de la especie para reproducirse en la naturaleza.
La cantidad anormal de peces está literalmente invadiendo los ríos de la región, provocando una sobrecarga en detrimento tanto de otras especies de peces como de las reservas de alimentos para estos animales. Por último, existe el riesgo de transmisión de enfermedades a los peces silvestres.
El salmón silvestre en el mundo
A nivel mundial, el número de salmón atlántico salvaje, una especie clave para muchos mamíferos y aves, ha disminuido a entre 3 y 4 millones en la actualidad (en comparación con los 8 a 10 millones en la década de 1970). Noruega tiene sólo 500.000 ejemplares, la mitad que hace 20 años. En Escocia han caído un 40% en cuatro décadas. Según el Gobierno escocés, este descenso se debe a la emergencia climática y, en parte, a los piojos de mar procedentes de la acuicultura.
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