Muchas veces solemos preguntarnos cuál es la mejor fuente de vitamina D. Y cuando se piensa en vitamina D, inmediatamente nos vienen a la mente la leche, el yogur y muchos alimentos enriquecidos que se pueden encontrar fácilmente en las estanterías de cualquier supermercado. Pero muchas veces se ignora el hecho de que estos alimentos no son la única fuente de alimento ni la mejor. La forma óptima de asegurar esta vitamina, además de la exposición diaria a la luz solar, que ayuda a sintetizarla, es sorprendentemente comer pescado, que las pautas de alimentación saludable invitan a hacerlo hasta 3 veces por semana.
Pero, ¿qué variedades elegir para asegurar buenas cantidades de este micronutriente en la mesa?
Los alimentos más ricos en vitamina D
La deficiencia de vitamina D es una de las más extendidas, siendo muy pocas las fuentes alimentarias que contienen este nutriente. Entre las mejores fuentes alimenticias de vitamina D, la primacía es del salmón, el arenque, la lubina, la caballa, en particular la caballa salada, el atún, pero también pescados muy pequeños como las sardinas, que presentan un riesgo menor que otras variedades, de contener contaminantes y se puede consumir con la piel entera, asegurando así un mayor contenido de lípidos.
Por ejemplo, basta con comer una docena de ellas, para cubrir las necesidades diarias de esta vitamina, que equivalen a 15 mg para los adultos. La confirmación también proviene de un estudio realizado por la Universidad de Boston. Su punto fuerte es precisamente la elevada presencia de grasas buenas, entre ellas el Omega 3, que además de ser excepcionales para la salud, especialmente cardiovascular y cerebral, hacen que la vitamina D, que es liposoluble, sea más asimilable, amplificando su "efecto potenciador de la salud. Estos alimentos deben consumirse todos los días para asegurar la ingesta adecuada de esta vitamina.
¿Son mejores las sardinas frescas o las enlatadas?
Excelentes como segundo plato, pero también buenas para preparar aperitivos, entrantes y primeros platos, las sardinas también cuentan con un excelente valor nutricional. En una dieta sana y equilibrada, incluso las enlatadas pueden ser una alternativa a las frescas cuando, por ejemplo, se dispone de poco tiempo en la cocina. En 100 gramos aportan 4,8 mg de vitamina D que es fácilmente asimilada por el organismo gracias a la presencia de lípidos poliinsaturados, en particular Omega 3.
¿La combinación perfecta en la mesa? Ya sea que se elijan las frescas o las enlatadas, lo ideal para asimilar mejor la vitamina D es combinarlas con alimentos ricos en magnesio, por ejemplo ensaladas y verduras, como espinacas y alcachofas crudas, pero también semillas de lino, calabaza, almendras, pino. nueces, nueces de macadamia y vitamina K2, esencial para mantener los huesos sanos, por ejemplo, brócoli, hinojo, repollo y kiwi.
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