¿De dónde vienen las berenjenas blancas?
Su origen no se conoce con certeza, pero probablemente se originan en Turquía: a las berenjenas blancas no les gusta el frío y se cultivan más fácilmente donde las temperaturas son altas. Son adecuadas para el cultivo doméstico, ya que son vegetales más robustos y resistentes.
Las diferencias entre la berenjena blanca y la berenjena morada
Las berenjenas blancas son lisas, de un color brillante y pueden tener tanto forma redonda como alargada. Su piel es más delgada que la de la berenjena clásica y casi no tiene semillas.
La apariencia externa es la característica que más la diferencia: el sabor es casi el mismo, ligeramente más delicado y menos amargo, manteniendo el sabor fuerte y picante típico de las berenjenas clásicas. Al ser bastante compacta, logra absorber menos aceite, ¡por lo que es perfecta para freír!
Por todas estas razones, la berenjena blanca se presta bien a las preparaciones y recetas tradicionales. Por lo demás, se puede tratar como a su pariente más famosa: cocinarla a la parrilla, al horno o frita, usarla para sazonar pastas o bruschettas, para rellenarla, o para preparar creativos rollitos.
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