Adoptar una alimentación adecuada, que sea muy rica en frutas y verduras, es un requisito previo para alimentar y cuidar de su piel. Incluso beber mucho es una regla de oro para lograr que la piel del rostro y el cuerpo esté bien hidratada.
En la mesa hay que incluir mucha vitamina C, capaz de facilitar la producción de colágeno, a fin de asegurar una piel suave y pulida; por esta razón, no debemos pasar por alto los alimentos como pimientos rojos, fresas, manzanas y brócoli.
Consumir vegetales de hoja verde y frutos secos (especialmente almendras y nueces de Brasil) está indicado específicamente en los casos de deficiencia de zinc, a menudo considerado el origen de un problema dermatológico como el acné, que puede presentarse no sólo en la adolescencia.
Una piel limpia y libre de espinillas y puntos negros en todas las edades, se logra introduciendo en el menú pan y cereales integrales, debido a su bajo aporte glucémico en la dieta.
Para luchar contra la degradación del colágeno y la elastina, responsables de la reducción del tono de la piel, que va adquiriendo un aspecto rugoso, es necesario incorporar vitaminas A y E, a través de la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes como ciruelas pasas, uvas pasas, arándanos, frambuesas y brócoli.
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