Diferencias a la vista y al paladar
Si en un racimo de castañas se pueden encontrar hasta siete frutos en uno de marrons hay a lo sumo tres. Otra gran diferencia es la película que separa el fruto de la cáscara. ¿Cuántas veces ocurrió, pelando una castaña, cocida o asada, volverse loco porque la piel marrons se mete dentro de mil cavidades dentro de la pulpa? Todo esto no sucede con el marrón, la superficie es más lisa y homogénea y, la película que los envuelve es mucho más fácil de eliminar.
A la vista castañas y marrons se distinguen por el color y la forma. Las castañas son un poco más pequeñas y aplastadas. La piel es dura y de color marrons oscuro. El marrón, en cambio, es un poco más grande, la corteza estriada es de un color un poco más claro, y su forma redondeada, se asemeja a la de un corazón.
También en el paladar se destacan las diferencias entre las castañas y marrons. Las castañas, si se las compara con sus primos, son un poco menos sabrosas, aunque asadas siempre deleitan a niños y adultos. Sus derivados más comunes son cremas y harinas.
El marrón, en cambio, es más dulce y crujiente, por lo que son los elegidos en la pasteleria, que los transforma en deliciosos marrons glacé, o en las cocinas gourmet que los utilizaen platos sofisticados.
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