Cada vez más de moda, esta palabra inglesa nace de la unión de las palabras desayuno (breakfast) y el almuerzo (brunch). Para evitar tener que esperar el almuerzo sin desayunar, o para no encimar las dos comidas, se realiza una sola, que está justo en el medio entre el desayuno y el suculento almuerzo.
A menudo, los domingos se debaten entre una predisposición al ocio, tras una semana muy ocupada y un deseo de vernos con familia y amigos para compartir la mesa. Si a esto sumamos la posible presencia de niños pequeños que aumentan el grado de dificultad, corremos el riesgo de rendirnos ante las dificultades y ceder a la pereza.
Pero existe una solución cada vez más difundida, que llega de los países anglosajones, donde existe esta costumbre desde hace algún tiempo, sobre todo los días domingo, cuando se quiere dormir un par de horas más, y cuando la hora de levantarse, es casi la hora del almuerzo. El Brunch se ha convertido gradualmente en un encuentro entre los amantes de las largas noches de sábado que desean compartir con familia y amigos una comida de domingo, sin compromisos y libre de los cánones estrictos en el menú.
Café, zumos de fruta y té, acompañarán pasteles, bocadillos, canapés y aperitivos. Una de las características peculiares del brunch es la casualidad con la que se pueden combinar los platos: no hay división entre dulce y salado y a una croissant o brioche puede seguir una rebanada de quiche y porque no, un soufflé de banana.
Se puede servir pescado ahumado, carne asada, huevos revueltos o tocino, tortillas, galletas, croissants, fruta, mantequilla, mermelada, miel, muesli y ensaladas.
Y ¿qué pasa con las bebidas? También en este caso la variedad es mucha, pero se prefieren el té, leche, café, zumos de frutas y zumos. Par el final, algún vino ligero o espumante pueden ser una buena opción.
Precisamente por esta razón, el brunch es una buena idea para los anfitriones que quieren preparar una reunión diurna, sin perderse la fiesta pasando la mayor parte del tiempo en la cocina. Se puede preparar todo antes y el buffet se servirá en bandejas dispuestas en una mesa grande.
No hay necesidad de contar con numerosos asientos y mesas, ya que los huéspedes se servirán personalmente de las fuentes, acomodándose luego en espacios informales.
Los detalles que no puede faltar en la mesa son algunos recipientes con flores, platos y vasos , incluso de plástico. No olvidar cuchillos, tenedores y cucharas, y por supuesto un montón de servilletas de papel. La reunión puede ser más o menos formal, más o menos elegante, lo que no debe faltar son las ganas de disfrutar con familia y amigos y pasar un momento agradable!!!
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