El café es muy delicado: le teme al aire, al agua y a la luz.
¿Cómo mantener intacto su aroma intenso y envolvente y conservar de la mejor manera todas sus características organolépticas?
Descubramos qué precauciones tomar para garantizar un café que esté siempre en su mejor estado, incluso una vez abierto.
1. Almacenar el café en recipientes herméticos para evitar el contacto con el aire que provocaría la pérdida o absorción de perfumes y olores
2. Comprar paquetes pequeños para tener siempre disponible café freco.
3. Lavar el recipiente cada vez que agregue café nuevo.
4. Demasiado calor hace que el café se ponga rancio, demasiado frío bloquea los aromas: ¡por lo tanto, la nevera no es el mejor lugar! El café debe almacenarse en un "lugar fresco y seco": lejos del horno, el motor del refrigerador y lejos del sol.
5. No usar frascos transparentes, porque la luz provoca el proceso de enranciamiento.
Una solución ideal para los verdaderos conocedores del café es comprar un molinillo de café y granos de café, para poder molerlos de inmediato, como en un bar. Pero si esta no fuera una solución viable, siguiendo los 5 puntos anteriores, se puede asegurar que el café siempre estará bueno.
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