5 errores que cometemos en el trabajo (y nos hacen ganar peso)

"No como nada, pero no pierdo ni una kilo". "Tengo que cambiar mi dieta". "Siempre como poco en el trabajo y aun así..."

Si no comprendes qué te está haciendo subir de peso, incluso si no te concedes permitidos ni excesos, echa un vistazo a tus costumbres.

Y si te dijéramos que probablemente estés cometiendo al menos 3 de estos comunes errores que llevan a aumentar de peso y a adquirir malos hábitos en el trabajo? Esta es la lista de villanos y cómo combatirlos cambiando las rutinas nocivas.


Desayuno en el bar

El despertador a último minuto, una ducha rápida y corrida al bar antes de entrar a la oficina. Este hábito es un concentrado de calorías (400 si se elige cappuccino y brioche), grasas saturadas y azúcares. Para comenzar bien el día, es aconsejable levantarse un cuarto de hora antes y despertar el cuerpo con fibra, azúcares y proteínas. Por ejemplo, un yogur bajo en grasa, granos integrales y una fruta.


Pausa, café y azúcar

Imprescindible, divertido y relajante. Pero si cada café va acompañado de una bolsita de azúcar, estamos en el camino equivocado. Habrá que azucarar solo el primero del día y tomar amargos todos los demás. Que no deben ser más que 4. Y si el café amargo no gusta, ¿por qué no compartir un té verde para beber de forma más natural?


Almuerzo en el escritorio

El tiempo es poco, la pereza mucha. Y así, día tras día, nos acostumbramos a comer algo delante de la computadora, tal vez incluso optimizando el tiempo de almuerzo para seguir adelante con el trabajo. Pero esta no es una buena idea. Este hábito nos llevará a comer más de lo que deberíamos, no hagas la pequeña bicicletaa no hacer el pequeño ejercicio que implica salir a almorzar y a digerir la frugal comida con dificultad. Conviene abandonar el escritorio al menos para comer y reservarse diez minutos para caminar a paso vivo después del almuerzo.


Saltear el almuerzo

También están aquellos qué, indecisos entre almorzar frente a la PC o afuera, resuelven el dilema saltando la comida. Y luego se consuelan con un bocadillo calórico por la tarde, o un aperitivo antes de la cena. Estos comportamientos nos alejan del peso ideal y confunden el organismo que se acostumbra a no recibir energía cuando la requiere y almacena las sustancias que le ofrecemos durante el tiempo extra. Escuchemos a nuestro cuerpo y estimulemos el metabolismo, encontrando el tiempo para un almuerzo ligero y equilibrado.


La máquina de bocadillos

Mira bien el expendedor de bocadillos y dale una cálida despedida. De ahora en adelante, aléjate de los pequeños paquetes llenos de grasas saturadas y conservantes y opta por refrigerios sencillos y preparados en casa.

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