Salvia

La salvia es una planta tipo arbusto, de hoja perenne, originaria de Europa, aunque en la actualidad puede ser localizada por todo el mundo.

La salvia es muy aromática, de un color verde tirando a gris, y su estructura es de forma espigal, en la que nacen una serie de flores, las cuales llegan a ser unas 10 por espiga. Las flores son de color azul, violeta o incluso rosa blanquecino.

Existen varios tipos de salvia, empezando por la salvia cimarrona, salvia santa, la salvia blanca, la salvia roja, la salvia romana y la salvia negra.

El origen del nombre de la planta procede de la palabra romana “salvare”, que quiere decir salvar. En algunos lugares se la llama también “planta sacra”.

La planta nace en sitios rocosos, y la climatología que mejor soportan es el tiempo seco, floreciendo a principios de la primavera.

En la cocina se utilizan sus hojas tanto frescas como secas, sirviendo para adobar un gran número de platos, como el cerdo, el cordero o la carne de ternera.

También se usa en la pasta, mezclando incluso con otras especias como el orégano.

Con la salvia se pueden aderezar un gran número de hortalizas y verduras, como tomate, calabacines o berenjenas, siendo también una hierba muy adecuada para espolvorear algunos pescados y mariscos.

También se puede tomar en infusión.

Esta planta ya era conocida por sus propiedades medicinales desde muy antiguo, Incluso se creía que poseía propiedades mágicas debido a sus cualidades para curar un gran número de enfermedades y afecciones.

También se creía en la antigüedad que tenía la propiedad de prolongar la vida, y algunos místicos la usaban para diversos conjuros, como  quitar el mal de ojo, e incluso algunos pronosticaban con ella futuros amores.

Está demostrado que la planta sirve contra las afecciones respiratorias, como catarros o gripes y dolores de garganta.

Se suelen usar sus hojas como cicatrizante, ya que ayudan a que sanen mucho antes las heridas.

Está indicado también contra la hipoglucemia, por lo que muchos diabéticos la usan para controlar un poco el azúcar de la sangre.