Kéfir

Kéfir

El kéfir de leche o kéfir de agua es una bebida a base de leche o agua y fermentos kèfiran, muy buenos para la salud. Originario de la región del Cáucaso, sigue siendo muy popular en la antigua Unión Soviética. Es uno de los  productos lácteos más antiguos, consumido durante miles de años. Los musulmanes lo consideraban un maná de Alá. Marco Polo ya lo mencionaba en sus relatos y, en siglo XIX se comenzó a utilizar como remedio contra la tuberculosis

El Kéfir de leche es una bebida obtenida por fermentación de leche rica en permentos lácteos y probióticos. Es un probiótico natural, superior al yogur. Posee numerosas propiedades, útiles especialmente para equilibrar la flora intestinal y es fácil de hacer en casa con leche o agua y gránulos (fermentos) de kéfir

Es un producto de textura suave y cremosa y agradable, con un aroma fresco y un sabor ligeramente ácido y dulce. No es un producto creado en laboratorio, es una simbiosis natural de fermentos descubiertos y apreciados por el hombre desde hace miles de años.

El Kefir tradicional se prepara utilizando leche fresca de oveja, cabra o vaca y fermentos o gránulos de un polisacárido llamado kéfiran, compuesto por colonias de de bacterias y levaduras. Contiene aproximadamente 0,8% de ácido láctico y más de 30 especies de levadura.

Puede ser consumido solo o con el agregado de miel, frutas en almibar, cereales, café o chocolate.

El valor nutricional del kéfir depende de la calidad de la leche utilizada en su preparación. En general aporta minerales, especialmente calcio, magnesio y fósforo; es rico en vitaminas del grupo B (B1, B5, B9 y B12, biotina) y vitamina K; aminoácidos esenciales, como el triptófano y proteínas de fácil digestión.

Muchos estudios han demostrado las propiedades beneficiosas del kefir, entre ellas, la de reequilibrar la flora intestinal y actuar como probiótico en el sistema inmune intestinal, reduce el riesgo de caries dentales, vigila el nivel de colesterol y se digiere fácilmente incluso por aquellos que son intolerantes a la lactosa, lo que hace que sea un buen sustituto de la leche.

Preparación casera del kéfir

Introducir en un recipiente de vidrio o cristal la leche y los nódulos de kéfir (3 cucharadas de kéfir por litro de leche), cerrar con tapa hermética o un paño de tela con un cordel, y dejar a temperatura ambiente durante 12-36 horas (normalmente 24 horas). Tras este tiempo, colar el líquido resultante con un filtro no metálico. Enjuagar el frasco en agua no clorada, y volver a repetir el proceso con más leche fresca. Cada 3 o 4 días se deben lavar los nódulos con agua sin cloro.

Para un kéfir más líquido añadir más cantidad de leche, y para uno espeso más cantidad de nódulos. En la velocidad de la fermentación influye la temperatura ambiente, la temperatura de la leche y la cantidad de nódulos. Después de la fermentación la leche kefirada se puede guardar en la nevera a 4ºC, manteniéndose con buena calidad hasta 14 días.

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