El geranio crece en África, en algunas zonas europeas, en otras asiáticas y hasta en América del Norte. Se le conoce también como hierba aguja o hierba de san Roberto y suele crecer en abundancia en aquellas zonas con muchas concentraciones de cal.
Existe el geranio de jardín, que viene a ser algo así como su pariente, pero no son iguales. La hierba aguja puede llegar a medir hasta 60 centímetros de altura, tiene la raíz en forma de nabo, el tallo está levemente inclinado y suele ser de color rojo o violeta, con finos vellos largos y nudos que sobresalen.
Sus hojas tiene el margen dentado con lóbulos profundos, las flores son de color rosado, poseen cinco sépalos, son ásperas y tienen forma de lanza.
Pero muy aparte de su aspecto físico, el geranio puede resultar beneficioso para tratar ciertas alteraciones digestivas, al prepararse una infusión. Es ideal en casos de gastritis, en diarreas, también sirve como astringente.
Muchos lo consideran un remedio perfecto para calmar el dolor de garganta, haciendo gárgaras tibias. Al ser un diurético eficaz, se usa para estimular la diuresis, en enfermedades como la cistitis, el sobrepeso originado por la retención de líquidos, la uretritis, la oliguria y otros trastornos de la salud.
La angina de pecho suele afectar todo el organismo ya que disminuye la fluidez de la sangre y por ende la oxigenación. El geranio también puede servir en estos casos, tomando una infusión de la planta mezclado con un puñado de marañones.
Sin embargo por su alto contenido de taninos, no es muy bueno su consumo en personas que sufran de gastritis crónica, ya que puede producir irritación.
Comentarios sobre este ingrediente (0)